Una herida crónica o úlcera cutánea es toda aquella interrupción de la continuidad de la piel que, habiendo trascurrido semanas o meses desde su aparición, no cura por si misma.
Existen multitud de causas que pueden generar una herida crónica, siendo las más frecuentes los problemas vasculares, la presión sostenida, traumatismos, etc. El primer paso siempre es identificar cuál es la causa que genera el problema para ver si tiene posibilidad de corrección sin necesidad de cirugía. Una vez identificado, en casos seleccionados, las transferencias de tejidos en forma de injertos o colgajos pueden solucionar una herida cronificada.